La diabetes es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo y que puede causar problemas en diferentes órganos y partes del cuerpo. Entre ellos, los ojos, los riñones y el corazón.
La boca contiene millones de bacterias y cuando la diabetes no es controlada adecuadamente, los altos niveles de glucosa en la saliva contribuyen a que las bacterias prosperen. Esto favorece la formación de la placa, que si no es eliminada a tiempo se endurece formando el sarro o cálculo que a su vez conlleva a la inflamación e infección de las encías.
Los problemas más comunes de salud oral asociados con la diabetes son:
1. Disfunción en las glándulas salivales.
2. Caries dental.
3. Enfermedad periodontal (encías).
4. Infección por hongos (candidiasis bucal).
5. Retraso en la cicatrización.
6. Deterioro en el gusto.
7. Boca seca (xerostomía).
Es muy importante informar a tu odontólogo de que padeces diabetes y debes visitarlo inmediatamente si notas algunos de los siguientes síntomas:
1. Sangrado fácil en las encías.
2. Encías rojas, hinchadas o sensibles.
3. Encías retraídas.
4. Mal aliento persistente o mal sabor de boca.
5. Presencia de pus entre los dientes y encías cuando ejerces presión sobre éstas.
6. Dientes permanentes que se aflojan o separan.
7. Cualquier cambio en la forma en que tus dientes se encajan al morder.
Las bacterias, virus y hongos se encuentran de manera natural en la boca. Y el sistema natural de defensa del cuerpo y una buena rutina de cuidado bucal los mantiene bajo control. Sin embargo, ciertas situaciones derrotan las defensas del cuerpo, algo que sucede con mayor frecuencia en las personas que padecen diabetes.
Además de cepillarse los dientes al menos dos veces al día, las personas que padecen diabetes deberían utilizar hilo dental y un limpiador interdental, así como un enjuague bucal antibacteriano o pasta dental para el control de los problemas de encías.